domingo, 21 de marzo de 2010

Primavera traicionera

Cada una de sus palabras llegaron como flechas en llamas, arrancándome pedazos de esa parte de mí misma que yo creía ignífuga, pero que para mi sorpresa prendió como pólvora al contacto con él, dejando agujeros por los que después ha entrado el frío para quedarse.

Corro, grito, estoy encendida de dolor y ese frío no se va aunque llueva lava sobre él.

¿Lo peor? Que no me hace falta una explicación para saber que no hay parches para esos agujeros. Que entenderlo no anestesia nada, porque el frío ha llegado para quedarse. Quizás con el tiempo me queratinice y llegue a no notarlo.

Estúpida primavera. Llegaste extraña y magnífica, me llenaste de sonrisas y metiste estrellas en mi pelo y cosquillas en mi piel... pero te has ido como por sorpresa, cuando deberías haber entrado en éxtasis y elevarte a la enésima potencia con las vísperas de abril...

¿Y te vas sin un último rayo de sol?

Dime, ¿es una borrasca o un gran cambio climático?