sábado, 15 de marzo de 2008

Gallows Hill

“ ‘Louis, it’s… it’s absinthe! Too much absinthe!’ he gasped. ‘She’s poisoned them with it. She’s poisoned me. Louis…’ […] ‘Stay back!’ she said again. And now she slid off the couch and approached him, peering down into his face as he had peered at the child. ‘Absinthe, Father,’ she said, ‘and laudanum!’ ”
Anne Rice


Se levantó desnuda de la cama, cruzó la habitación y se cubrió con una manta de color pardo que parecía haber aparecido allí sólo para ella. Cada paso descalzo causaba un eco en su cabeza que se confundía con su lento latir.
Se sentó en un rincón, apoyada contra la pared, e intentó recordar qué había pasado hasta entonces. Por la ventana vio las calles guardando silencio de madrugada, sólo roto por unos pasos que sonaban dispersos en la habitación. En su cabeza sonaba Avondale, y los espasmos de su cuerpo extraño hacían parecer que estuviera bailando. Sufría espasmos a la misma hora desde hacía meses, desde que empezó a dormir en esa habitación.
El sol empezó a brotar entre las rendijas de la persiana de madera, atigrando su cuerpo, ahora tendido en el suelo. Con cada espasmo una imagen, una caricia, un recuerdo involuntario.

Bum, un cuerpo la abrazaba.
Bum, unas manos recorrían toda su espalda, sigilosas como una araña.
Bum, arañas pasaban por su cintura.
Bum, su cuerpo se arqueaba.
Bum, unos labios rozaban su oreja.
Bum, Avondale.
Bum, Avondale.
Bum, arañas en su pecho.
Bum, sudaba.
Bum, toc.
Bum, hah.
Bum, toc.
Toc.
Toc-toc.
Abrió los ojos. Los espasmos se habían ido, y Avondale, y el cuerpo.
Toc-toc.
Miró hacia la puerta. La sombra de alguien se colaba por debajo. Se levantó y fue a abrir, pero se detuvo. Vio que la sombra cambiaba, y vio aparecer un papel por debajo de la puerta. Después… después la sombra se marchó.
Cogió el papel y sintió un escalofrío. Respiró profundamente y se alarmó; había reconocido algo. Olió el papel y cerró los ojos. Cayó sobre la cama mientras inspiraba profundamente. Era un olor familiar, algo que conocía pero que no acertaba a recordar. Abrió los ojos, desdobló el papel tres veces y vio algo escrito.
Sistrum.
Sus ojos se congelaron. Su corazón se paró. Entonces lo recordó. Soltó el papel. Se tocó el cuello, el hombro, la nuca. Notó entonces algo extraño, como una cicatriz. Se miró en el espejo y la vio... la flor de lis.